En la Medicina Estética Facial actual entendemos el proceso de envejecimiento como una pérdida progresiva de volumen facial. La grasa facial está organizada en varios compartimientos, y lo más importante es que se ha descubierto que estos compartimientos tienen diferentes tiempos de envejecimiento. Con el paso de tiempo se aprecia las zonas de pérdida de volumen como efecto de desplazamiento de los segmentos de grasa, aumento de la laxitud de los ligamentos y también la remodelación ósea.
Habitualmente, esto ocurre en siguientes zonas de la cara:

La zona malar:
La pérdida de grasa en zona central de la cara da el aspecto cansado y enfermizo.

El surco lagrimal y zona infraorbitaria:
Los cambios en los tejidos blandos y remodelación de la estuctura ósea en esta región forman un surco profundo y oscuro en zona de ojera con aplanamiento de los pómulos.

El surco nasolabial:
El aumento de la elasticidad y efecto de la gravedad aumentan el desplazamiento de la grasa central de la cara y el surco nasolabial se hace más prominente.

La definición de pómulos:
El pómulo joven es un pómulo bien definido y con el volumen. Con el paso del tiempo se pierde el soporte óseo en la zona del arco zigomático y se aprecia la pérdida de volumen de artes blandas en esta zona.

Las comisuras del labio:
El labio con el tiempo se hace más fino y más largo, los comisuras se invierten hacía abajo, lo que da en efecto “cara triste y amargada”

El óvalo de la cara:
El óvalo de la cara se hace menos definido, aparecen bolsas en la zona de la barbilla y doble cuello, como efecto de la flacidez de la piel, la pérdida y la redistribución de la grasa facial y el aumento de laxitud de los ligamentos.

Para individualizar el plan del tratamiento hay que estudiar las zonas de la cara con la pérdida de volumen, que se ven apagadas y con sombras. El tratamiento con un relleno hoy el día devuelve a la cara luz y aspecto fresco y descansado, a la vez natural.
Reposicionamiento del volumen perdido en la zona malar o pómulo, da en efecto el tensado de la parte media e inferior de la cara, donde a la vez la cantidad del relleno necesaria para la corrección será menor.

El ácido hialurónico es un componente fundamental de la piel. Como el agente activo es capaz de retener cientos de veces su peso en agua, por lo que compensa la pérdida natural de la piel en ácido hialurónico. Además, desempeña una función de soporte de las fibras de colágeno y elastina, redensificando las zonas más finas y aportando sostén a las células.

Con el ácido hialurónico podemos realizar siguientes mejoras en zona facial:
-aumento de labio superior con el perfilado labial
-rejuvenecimiento del labio sin aumentar su volumen
-lineas peribucales
-surco horizontal del mentón
-surco nasogeniano
-rictus o líneas de marioneta
-arrugas de la sonrisa
-glabela (entrecejo)
-frente y zona periocular
-ojera
-pómulos
-zona submentoniana

El ácido hialurónico se puede aplicar con la aguja o microcánula. Con la última la aplicación es indolora y se reduce al mínimo el riesgo de hematomas.

Los resultados de relleno con Ácido Hialurónico se mantienen entre 6-12 meses.